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CUENTOS MIDOS Y LEYENDAS DE HUARAL

CUENTOS MIDOS Y LEYENDAS DE HUARALL

domingo, 10 de julio de 2011


La Leyenda del tesoro de la Irrigación “La Esperanza”


Los abuelos cuentan que en las faldas de los cerros, los tesoros de los gentiles, permanecían “tapados” bajo la vigilancia silenciosa y secreta de la tierra.
Un “tapado” ubicado en la Irrigación “la Esperanza” había sido encontrado en cierta ocasión.
La leyenda refiere a que un indio, que estaba llevando el agua por las faldas de los cerros, se dio cuenta que la tierra se tragaba el agua, lentamente la arena fue cediendo ante sus pies, de pronto grandes vasijas de barro fueron descubriéndose ante sus ojos. Desconcertado busco al patrón el cual viendo el hallazgo le dijo que nuevamente lo enterrara y que no divulgara lo descubierto.
Paso algún tiempo durante el cual el indio guardo el secreto. Pero un día regreso en busca del tesoro junto a un compañero suyo, la leyenda cuenta que ambos personajes fueron encontrados muertos y se dice que les dio el “mal del Aire”, y sobre el lugar donde supuestamente estaba el tesoro, solamente encontraron un gran hoyo; pero del tesoro, nada..
Tiempo después el fundo donde el indio trabajaba empezó a prosperar, el patrón empezó a construir su casa, compró maquinarias y tierras aledañas…


l Tamal


Cierto día, Ma´tila, pensaba en la manera de hacer trabajar al menor de sus hijos y el mas holgazán.
André anda a la huerta y trae hojas de plátano
Renegando fue y trajo el encargo.
André anda a la huerta y trae totora.
Esta vez el negrito no quiso ir.
Ma´tila se puso como una fiera, cogió de las bembas aquel gandul y lo sentó junto al fogón, a vigilar el maíz que hervía en una olla enorme.
Una hora después…
Sacaron la olla del fogón, botaron el agua y el maíz sancochado dejaron enfriar, luego en un batan lo molieron.
Cuando el maíz estaba molino lo colocaron en una vasija, Ma´tila, roció un guiso sobre la masa y comenzó a amasarlo.
Cogió un puñado de masa y lo colocó sobre las hojas de plátano, lo envolvió y amarro con la totora, dándole la forma de un paquete.
André ayuda a tu amá…
-el negrito todo nervioso comenzó a envolver el paquete, pero la masa se le escurría por los costados…
-ta mal negó ta mal y –plac- golpe con el negro…
Ese día, André no aprendió a envolver el paquete.
-cuando el negrito salió a vender la mercadería y le preguntaban cómo se llamaba aquel envoltorio que contenía maíz molido, relleno de huevo, aceituna y carne de cerdo. El negrito acordándose del manazo en la cabeza, en tono irónico le respondía ta´mal…
Poco tiempo después al negrito se le escuchaba pregonar todas las mañanas: ta´mal… ta´mal…


Un Viaje en Tren

Mi abuela me llevó de Huaral a lima cuando tenía 7 años. En ese tiempo no había carretera y el tren era el único medio transporte, además de las bestias de andar, las carretas haladas por bueyes, y el viaje por mar, -desde el puerto de Chancay al Callao-.
Había amanecido más temprano que de costumbre y antes que el sol asomase ya estábamos en la estación del tren.
No habría pasado mucho tiempo, cuando se escucho un bocinazo potente y a lo lejos se vio un penacho de humo negro. Venia silbando con un pitido atronador que casi me ensordeció, era una mole gigante de color marrón o negro -no lo recuerdo bien- enseguida el pitido del tren se volvió a escuchar mucho más cerca y un tercer bocinazo marco que el bendito tren cruzaba el paso a nivel. Recuerdo la oleado de calor que desprendió cuando paso por mi lado y la forma en que temblaba la tierra.
Allí estaba... no podía creerlo, era mucho más grande, ruidoso e imponente de lo que hubiera imaginado jamás. Aquel con el que tantas veces había soñado y que en mi primer viaje me transportaría a un mundo totalmente nuevo y desconocido para mí: al mundo de la gran ciudad...



La sortija de oro

Un día de septiembre, cuando la vida en los huertos florecía, me sucedió esta historia que os contare…
Al quedar huérfano de madre, quede bajo el amparo de mi abuelita, vivíamos en una casita humilde, lejos del pueblo.
Para llegar a ella, había que cruzar por varias huertas y por un puente de madera que atravesaba un riachuelo.
Entre las riberas de este rio pequeño, crecían árboles frondosos y mi abuelita siempre me decía, que en los matorrales se escondían los duendes.
Cruzando el puente, en un callejón vivíamos nosotros, y al fondo se encontraba un coliseo de gallos abandonado.
Aquel día de primavera coincidía con el cumpleaños de mi abuelita y la casa solo quedó para los mayores. Los niños nos fuimos al coliseo de gallos, a jugar a las escondidas, con tan mala suerte que perdí en las regidas y fui al que le tocó contar.
Esperé a que todos se escondieran y salí a buscarlos…, al primer sitio que me dirigí fue a la gallera, cuando en la oscuridad sentí que alguien me jalaba de la mano y me arrancaba la sortija de oro que me regalo mi mama, para mi cumpleaños.
Al intentar conocer quien era el bromista, vi a un enano con un gran sombrero negro, que rápidamente se alejaba y cuyos pies no tocaban el suelo.
Me asusté y a la carrera fui donde mi abuelita y le conté lo que me había ocurrido.
De inmediato saco una bacinica con orine y fuimos al lugar donde el duende había desaparecido.
Mi abuelita echo el orine en la tierra y me dijo:
“Mañana a primera hora, cavaras en este sitio y encontraras tu sortija”
Toda la noche no pude dormir y cuando empezó a clarear fui en busca de mi sortija pero “Oh… sorpresa solo encontré un hueso de pollo”
El duende se había burlado de mí
Desde aquel día, todas las noches, veía desde la ventana de mi cuarto al duende trepado en las ramas de un árbol de higo. Me miraba fijamente con esos ojos que solo los duendes tienen, y me mostraba mi sortija, tuve ganas de ir a su encuentro, pero sabía que si perseguía al duende, éste me llevaría a un lugar del que jamás regresaría…
Años después… fui a visitar mi antiguo hogar y la curiosidad hizo que me dirigiera a la gallera y cave en el lugar que tuve el encuentro con el duende, no encontré mi sortija sino una moneda de oro con la imagen del gnomo, desde ese día conservo la moneda y la mantengo oculta esperando que el duende algún día venga a reclamarla…


jueves, 4 de marzo de 2010


El abuelo (2) La Mortaja


El destino quiso que su vida se deslizara apaciblemente, hacia el crepúsculo y provisoriamente designó a su esposa como albacea de los bienes conyugales y dispuso que al morir se le amortaje con el hábito franciscano y sobre su cuerpo se colocase el manto de su familia. 

Era costumbre de entonces amortajar al difunto con el hábito Franciscano,-con el hábito puesto se ganaba un rinconcito en el cielo, caso contrario se iba derechito al purgatorio.
Pero sucedió algo extraño en esta historia; después que el cadáver del abuelo, fue velado un día y una noche se dispuso su entierro; pero cuando los cargadores estaban por meterlo al foso, quiso la casualidad que la tapa del ataúd se abriera y lo que encontraron dentro, horrorizo a los contritos acompañantes…
Años después murió la abuela. Los familiares al buscar entre sus pertenencias encontraron el bendito habito, y la amortajaron en él - enviándola derechito al cielo-

martes, 2 de marzo de 2010


El abuelo (1)

Un día de invierno el abuelo predijo que moriría en otoño, y acertó porque murió al año siguiente.

El día de su muerte al pasar por el cuarto del abuelo encontré la puerta abierta, temerosamente me acerque y entre…Un gran espejo con bordes dorados, me dio la bienvenida, una silla y pocos objetos rodeaban el ambiente y sobre una gran alfombra la abuela amortajaba su cuerpo.
Después que su cuerpo fue colocado sobre el ataúd, que tenía guardado para esta ocasión tan especial, fue llevado al bosque seco.
Era costumbre de entonces velar el cadáver un dia y una noche.
Esa noche mientras el cadáver se velaba, bajo las ramas del guarango y cerca del ojo de agua -así lo había pedido él-; se escucho un murmullo y luego… el silencio…

Una mujer vestida de negro hizo su aparición, y un niño como de mi edad le acompañaba, -todos sabían quién era ella y nadie se atrevió a desalojarla del lugar-.
Lentamente se acerco al cadáver, lo miro tiernamente, le puso una rosa roja en el pecho, y le dijo al niño: este era tu padre…
Luego se alejo tal como había llegado; en silencio...

lunes, 1 de marzo de 2010


Leyenda Urbana:El Santolino

El amanecer le pareció hermoso después de haber tenido una noche tormentosa, que mejor que tomarse unos tragos de licor para templar el cuerpo y espantar los fantasmas que lo perseguían desde su niñez. El negro Facundo salió de su escondite y se dirigió al pueblo, derechito a la cantina del “peludo”, apenas se apareció los parroquianos huyeron como si hubiera llegado la peste. Se fue a un rincón y como siempre lo hacía, pidió una botella de pisco y dos vasos. El primer vaso que se llevó a la boca casi se le cae de las manos porque mucho le temblaba y lo tomó a sorbos, después del segundo trago cedió la resaca y la tembladera se le pasó. Cuando acabó de tomar la bebida junto al amigo que nadie veía, salió del bar y con un gesto burlón respiro profundamente – se creía el dueño del mundo- camino unos pasos, cuando de repente sintió, un puñal que le atravesaba la espalda, se desinfló y cayó de bruces al suelo, quiso defenderse pero varios sujetos ya lo estaban rematando.

Se vio de niño, negrito como el carbón, acurrucado a su madre cerca de un fogón, en una chocita de caña, cubierta de ramas, no conocía a su padre, porque abandonó a su madre al quedar embarazada. Una tarde de invierno cuando tenía siete años, apareció en la puerta de la vivienda un hombre que parecía un fantasma; su madre al verlo se paralizó, e hizo un ademan de huir pero él le rogó que no lo hiciera; lo invito a pasar y conversaron e hicieron otras cosas y se quedó esa noche y otra noche y después todas la noches.
Después supo por boca de su madre que aquel hombre era su padre, que había llegado huyendo de su patrón que le encontró robándole. Al principio aquel ser no demostró su verdadero rostro, pero el tiempo se encargó de quitarle la careta; era violento y abusivo, un tarde cuando regresaba de recoger leña del campo, encontró a su madre con el cuerpo amoratado, instintivamente cogió un cuchillo de la cocina y se le abalanzó a aquel abusivo, pero su padre era más fuerte y de una sola bofetada lo tiró por los suelos y empezó a golpearlo, después de este suceso huyó al monte donde encontró a otros marginados como él, vivían como salvajes robaban animales y frutas, esto robos que empezaron por necesidad, se convertirían luego en actos despreciables, -estos pequeñuelos llegaban a las casa de los yanaconas y a punta de cuchillos les quitaban todas cosas- el botín producto de sus fechorías lo utilizaban en la compra de drogas y alcohol.
Una tarde cuando Facundo caminaba por un atajo rumbo a su escondite, encontró a un animal que se parecía a un chancho estaba amarrado por las patas, y al parecer llevaba varios días así, porque estaba agonizando, cogió su cuchillo que llevaba en el cinto y corto las ataduras; y ante sus ojos el animal empezó a transformarse en hombre, lo reconoció al instante era Benítez más conocido como “yerba mala” porque decían que tenia mas de cien años y no moría. El hechicero al verse descubierto se cortó el brazo y arrancó el SANTOLINO que llevaba debajo de la piel; cogió la cabeza de facundo y le hizo un pequeño corte en la frente donde introdujo la imagen y escupiendo al cielo pronuncio estas palabras:
“hoy es mi momento de morir y a ti te dejo la fuerza y la vida para siempre”
Cuando facundo reaccionó, el viejo estaba muerto.


jueves, 31 de diciembre de 2009


El Rapto de Juan

Esta historia me la contó, el gran poeta y narrador: Juan de la Gueva.
Me dice que esto ocurrió, cuando las imágenes de los santos, oían, hablaban y caminaban.
El pueblo de Huaral, desde su fundación española, quedó bajo la egida protectora del profeta del desierto “San Juan el Bautista” quien según la biblia, bautizó a Jesús y después, por pedido de una mujer acabó con la cabeza en una bandeja.
En aquellos tiempos Huaral era Vice-Parroquia de Chancay. En el templo no existía la imagen (estatua) del santo, sino en estampa (dibujo), en cambio en el vecino pueblo de pescadores, había una estatua que compartía el templo junto a Pedro “Patrono de Chancay”.
Los huaralinos de ese entonces, gentes de armas tomar, decidieron a toda costa apropiarse de dicha imagen que sin mayor importancia se encontraba en el templo chancayano.
Una noche un grupo de belicosos llegó al vecino pueblo, y en un dos por tres, cargaron con el santo y no pararon hasta llegar al pueblo, donde los ansiosos devotos los esperaban.
Por la mañana los pescadores se dieron cuenta de este acto sacrílego, se armaron hasta los dientes y en mancha fueron tras los agresores.
Tras ardorosa pelea en la que se impuso el número y las armas, recuperaron la imagen.
Los raptores quedaron apenados y para mitigar su dolor, realizaron misas y en sus lamentos pedían la vuelta del santo, sin imaginar que sus ruegos obrarían tan anhelado milagro.
Ya… en el templo Juan fue colocado al costado de Pedro, donde tuvieron la siguiente conversación…
*Juan te noto diferente ¿Estas muy pensativo? Preguntó Pedro.-Es cierto –contesto Juan- te digo… Huaral es un pueblo generoso y hospitalario, apenas llegué, me llevaron al templo y me colocaron en una hornacina construida especialmente para mí y ya se hacían los preparativos para celebrarme una fiesta en mi honor, con paseíto incluido, cuando llegaron mis salvadores. En todo este periplo me he dado cuenta que, en esa bendita tierra está mi futuro.
*pero Juan, tu perteneces aquí… este es tu hogar.
-Te equivocas Pedro, dos soles no pueden brillar en un mismo lugar, es por eso que he decidido marcharme esta noche.
Al día siguiente cuando el sacristán entró al templo, halló tras la puerta, al mismísimo santo, todo empolvado como si hubiese atravesado a pie toda la Pampa del Inca. El alborozo que produjo este acontecimiento fue de película, pero la alegría les duro poco tiempo, porque a las pocas horas se presentaron nuevamente los chancayanos y se llevaron a su santo dejando a los huaralinos con las manos en alto.
Esto se repitió una y otra vez, el milagroso Juancho estaba decidido a ser Patrono de Huaral, viajaba entre gallos y medianoche -pese a que los chancayanos ponían guardias en la puerta del templo-.
En ese va y viene pasó mucho tiempo, hasta que los chancayanos se vieron ganados por el cansancio y la imagen del santo pudo al fin descansar en su nuevo hogar.
En una de las conversaciones que sostuvo Juan con Pedro, este le habría hecho la siguiente confesión:Pedro -le dijo- en Huaral tuve una conversación con el encargado de mi custodia, me ofreció un altar, una fiesta anual donde yo sería el patrono principal y me construiría una capillita para mi solito lejos del pueblo, con la condición que me quedara con ellos.
Es por eso que año tras año, la tradición es sacar el santo de su hornacina, llevarlo en romería a las lomas de granados donde tiene su capilla y después de rendirle un merecido homenaje, es paseado por sus fieles por las lomas de los cerros…





sábado, 26 de diciembre de 2009


El Tesoro de los jesuitas


Después de ocurrida, la expulsión de los Padres Jesuitas, (1767) empezaron a correr rumores -por todo el valle Huaralino-, sobre supuestos tesoros pertenecientes a los frailes.

A fines del siglo XIX, un viajero venia a Huaral.
Con ese propósito, "bajaba por las arenas de Pasamayo cuando cayó enfermo, como se sentía morir, sacó de su equipaje una cajita y se la entregó al mozo que lo acompañaba. Le dijo que era jesuita y que viajaba de incógnito, enviado por la Orden para recoger el tesoro que los jesuitas habían escondido cuando fueron expulsados. -Estos los habrían enterrado en alguna parte de sus antiguas posesiones, con la intención que no se los llevaran los funcionarios reales-.
La caja contenía un papel con las indicaciones para llegar al lugar.
Murió el viajero y el mozo se encontró con que el precioso papel estaba escrito en latín. Se trasladó entonces a la diócesis de Huacho, donde el cura se lo tradujo. Pero no había ningún plano en el documento. Sólo expresaba que el "tapado" estaba enterrado "en una de las haciendas que habían pertenecido a los Jesuitas". Pronto se divulgó la novedad. Y la gente, sobre todo de los pueblos cercanos, se dieron "con toda el alma a la persecución de aquel misterioso tesoro".

Excavaron inútilmente en toda la zona. En la Huaca, en Palpa, en Caqui y en cuanto sitio les informaron que habían estado los frailes.
En esta búsqueda estaban, cuando descubrieron un túnel debajo de la capilla de la Huaca. Los más osados decidieron arriesgarse y penetraron en el túnel, de donde jamás salieron…

En Palpa, encontraron "un cuadrado profundo, construido con ladrillo quemado", de tiempos de los jesuitas. Pero estaba vacío. Un anciano comento: El "tapado" es, "para el que lo halle, no para el que lo busca".


jueves, 24 de diciembre de 2009


EL “TAPADO” DEL CERRO MAKATON



“El Makatón”, deidad tutelar de los primeros habitantes del valle de Huaral, es un majestuoso cerro que se encuentra en la margen derecha del río Chancay.
Desde la cima contemplamos todo el valle huaralino y a lo lejos podemos ver el Océano Pacifico. Sobre las faldas del cerro, hay restos de viviendas y adoratorios precolombinos. Con la llegada de los conquistadores Incas y después la de los españoles, la ciudad desapareció. Algunos dicen, que los gentiles se enterraron vivos junto con sus tesoros.
Hoy en día subsiste una historia, que trata sobre un “Tapado” o “Entierro”.

Bueno les cuento:

“Víctor llegó a Huaral huyendo de la hambruna que asolaba su pueblo. Desamparado, anduvo errando por montes y quebradas, hasta el día que se topó con un paisano y le consiguió trabajo como jornalero, en la Hacienda La Huaca. Una tarde de estío, cuando se encontraba desherbando un pantano bajo la sombra del Makaton, sintió que el cerro empezaba a rugir y al levantar la mirada, vio que desde la cima venía rodando una enorme bola de fuego con dirección a él. Se ocultó tras la maleza y dejó que la bola de fuego continuara su camino. Al mismo tiempo notó que de los arbustos salían una pata con sus patitos, todos de colores vivos y reflejos dorados. Cuando la bola de fuego estuvo en el centro de la hondonada se puso a girar como si fuese un trompo, la pata y los patitos fueron a su encuentro y empezaron a dar vueltas alrededor del fuego…

Desde su escondite, el muchacho contemplaba el hermoso espectáculo y cuando advirtió que la bola de fuego se hubo extinguido y los patos abandonaban el agua, se lanzó tras ellos. Los animalitos al notar la presencia del extraño, trataron de escapar, pero un patito se enredo entre las ramas y Víctor aprovecho este momento para lanzarle su sombrero.
Cuando la noche llegó, mama pata dejo su guarida y se dirigió al lugar donde estaba su cría y al no poder liberarlo, derramó lágrimas de impotencia. El Makaton, conmovido por la escena, supo lo que tenía que hacer.

Antes del amanecer, Víctor decidió ir en busca del tesoro del pato dorado, presuroso llegó al lugar donde tenía a su rehén, levantó el sombrero y nada halló. Desesperado empezó a cavar… después de varios intentos, su lampa dio un golpe seco y descubrió la boca de un cántaro. Despejó los costados è intento sacarlo, pero algo se lo impedía, corrió el riesgo y rompió el cántaro. Se apartó del lugar para que no le dé la enfermedad del aire y esperó que el viento disipara el nocivo gas. Cuando hubo pasado el peligro, empezó a extraer uno a uno, los objetos de oro. Después de vaciar el cántaro, coloco en su interior chicha, coca y pan y lo volvió a enterrar…

Varios años después, de estos sucesos… sobre las faldas del makaton se empezó a construir un lugar de esparcimiento y el destino quiso que los trabajadores se toparan con la vasija de barro de esta historia. Hoy en día, el cántaro permanece en el mismo lugar que lo encontró Víctor. El propietario lo dejó allí con la intención de que todos los visitantes que acuden al Complejo Turístico, puedan admirarlo…


lunes, 21 de diciembre de 2009


La Viuda Negra: ¿Mito o Realidad?

La leyenda de la viuda negra que a través del tiempo se ha venido tejiendo entre los habitantes de este valle, cobra forma al brotar de los labios de cualquier sencillo narrador. Según el tiempo, se trata de mujeres insatisfechas, perversas y sin escrúpulos que por las noches se disfrazaban de negro. Estas mujeres salían -en noches muy oscuras-, por calles y caminos solitarios en busca del amante descarriado o del hombre que se ha burlado de su cariño.

Esta historia de la viuda negra, es muy distinta a como la pintan algunos, que la hacen aparecer como alma del otro mundo.

Aquí transcribo lo que mi abuelo, contó en un velorio:

“Como verán, en esta vida todos hemos tenido aventuras; las mías han sido muchas y divertidas. Para que lo voy a negar, yo he sido muy mujeriego y casualmente por eso es que me han pasado tantas vainas, pero algo le queda a uno de experiencia para cuando llega a viejo”. 

-Cierta vez me había cogido la noche en el llano, pues venía de cierta parte donde tenía mi guardadito, no sé qué me dio mirar para atrás y vi que una luz me venía siguiendo, seguí caminando sin darle importancia, pero de momento comencé a inquietarme y volví de nuevo a mirar atrás; la maldita luz venía detrás de mi pisándome los talones, apure el paso para así poder alejarme de la luz que cada vez la veía más cerca, pero cuál sería mi susto cuando al coger una vuelta del camino vi que la luz estaba frente a mí. Le confieso que fue la primera vez en mi vida que sentí miedo; todo mi cuerpo se me escarapelo, la cabeza -se me puso grande, se me aflojaron las piernas y mi hombría cayó por los suelos.
Eso es lo único que recuerdo, hasta que me vi acostado en una hamaca, tenía el rostro y el cuerpo arañado y mi ropa estaba descosidas y desabrochadas. Unos peones de la hacienda Palpa que fueron los que me recogieron, dicen que estaba tendido en mitá' el camino sin conocimiento.

-como un preámbulo a su relato sacó un poco de coca de su bolsa, se metió medio puñado en la boca y empezó a chacchar-.

“En ese tiempo estaba emperrechinado y cuando a un hombre le da la calentura, se pone como un perro y no hay cuerda que le aguante, - y prosiguió su relato- para las otras ocasiones había cambiado ya de camino. Una noche que me venía caminando muy cerca de los rieles del tren y cuando me encontraba cerca al puente “Rojo”, escuche voces y risas que venían de la orilla del rio, entre el claroscuro de la ribera, pude distinguir dos bultos sentados sobre una peña que emergía de las aguas, puse la mano sobre la frente a modo de pantalla y escudriñé las sombras. A los pocos minutos de estar en esa posición mis ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad y pude distinguir a las figuras que antes me fueran imprecisas. Se trataba de unas mujeres, envueltas en trapos negros y las benditas bailaban y cantaban sobre el peñasco, pero apenas alcance a oír las últimas palabras de la canción, cuando una de ellas pronuncio mi nombre….
Al verme descubierto salí de los matorrales y lentamente empecé acercármeles
-no daban muestras de huir e inmóviles me miraban-.
Ante esta actitud retadora de aquellos espantajos, en vez de atemorizarme me salió el indio y cuál no sería mi sorpresa... pues la viuda negra había sido mi querida y que por infiel a su cariño y que la había abandonado, a la gran perra no le quedo más remedio que ir en busca de nuevas y continuas conquistas amorosas. Y su compañera, era la muchacha que le ayudaba todos los días en la fonda.
Dispare dos balazos al aire y una de ellas salió huyendo, mientras la otra en actitud desafiante seguía parada en la piedra dándose sonoras carcajadas que hacían estremecer hasta las mismas piedras del camino.
De pronto, camino hacia mí y se hinco a mis pies. Me pidió clemencia y prometió enmendarse.
Después de esa noche, tuve suficiente para no volver a salir más… no piensen que era por miedo, ¡no que va!, sino porque ella, junto a su compañera llegaban todas las noches a mi casa.


sábado, 19 de diciembre de 2009


El brujo ciego


Una noche en que esperábamos la llegada del abuelo, que bastante ya se tardaba, le pregunte a mi abuela que en el coliseo de gallos había visto, a un ciego acompañado de una joven y escuche que se trataba de un brujo, entonces le pregunte: ¿porque los brujos tienen los ojos blancos, como los huevos de palomas?

“Los brujos tan al igual que los murciélagos parecieran que no ven, pero ¿te habrás dado cuenta que saludaba con su nombre con quien se topaba? Cuando los brujos entregan su alma al maligno, este le hace perder la visión, y no le esta permite ver las bellezas que hizo nuestro creador, porque puede caer en tentaciones y olvidar el pacto. Ellos ya no pertenecen a este mundo de color, su visión es ver a través de los sentidos.”

Y me conto esta historia:

“Después de la creación del mundo, subió al cielo un animalito que volaba pero que no tenia plumas y le pidió al taita Dios plumas como había visto en otros animales que volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó bajar y que pidiese una pluma a cada ave que encontrase. Mas el animalito recurrió solamente a las aves de plumas más vistosas y de colores.
Consciente de su belleza volaba y volaba… mostrándose altiva y orgullosa ante las demás aves.

Cuando el Creador vio que el animalito no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera al cielo, donde hizo lo mismo que en la tierra… se pavoneó y aleteó feliz, pero en cada aleteo que daba, las plumas una a una se desprendían, descubriéndose de nuevo desnudo como al principio. Desde entonces el murciélago ha permanecido desnudo, y de vergüenza se retiro a vivir en cuevas, donde conscientemente olvido su sentido de la vista para no tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y perdió.

“Este hombre que me dices que es brujo, ha perdido la visión porque no puede mirar con los ojos, los rostros de sus hermanos.” 



jueves, 17 de diciembre de 2009





La llorona


Poco a poco, a través de los tiempos la vieja tradición de La Llorona ha ido, borrándose del recuerdo popular. Sólo queda memoria de ella, en los pueblecillos lejanos, o en los labios de las viejas abuelitas, que intentan asustar a sus inocentes nietezuelos, diciéndoles: ¡Ahí viene La Llorona!
Huaral, en esa época era un pueblo de aldeanos, con unas cuantas casonas dispersas y en sus alrededores existían huertos, colcas y cebaderos de cerdos. Sus calles eran polvorientas, con veredas de madera y se alumbraban con faroles de kerosén que duraban encendidos hasta la medianoche.
La Principal calle, era la llamada por equivoco Derecha y aún se encontraban tendidos los rieles del tren de palpa.
Llegada la noche los vecinos se refugiaban en sus casas y trancaban las puertas con lo que tenían pues nadie quería asomar los ojos hacia afuera. A media noche y cuando había luna llena, despertaban espantados al oír en la calle tristes gemidos, de una mujer a quien le afligía sin duda una honda pena:
¡Ay de mis hijos, donde están mis hijos¡
En esos momentos los vecinos saltaban de sus camas y permanecían de rodillas santiguándose o persignándose hasta el amanecer.
¡Quien podría ser el valiente que se atreviese a salir a la calle ante ese llanto que causaba lastima y a la vez temor¡
Pero fueron tantos y repetidos y a la vez prolongadísimos estos lamentos que muchos osaron ver lo que afuera ocurría.
Por las ventanas y rendijas de sus puertas, lograron ver a la que en el silencio de la noche lanzaba tristísimos lamentos.
Era una mujer y vestía un traje blanco y un espeso velo cubría su rostro, con paso lento recorría las calles del pueblo y siempre llegaba a la plaza mayor y se arrodillaba al llegar al templo. Puesta de pie continuaba el camino de vuelta, calle arriba donde desaparecía.
La ciudad vivía verdaderamente aterrorizada.
Cuando se escuchaban los gemidos de esta mujer, más de algún valiente quiso salir a ver quién era la persona que emitía esos gritos tan angustiosos, costándole en ocasiones a unos la vida o a otros el juicio.

Hubo algunos envalentonados por el pisco, que al salir de las tabernas pretendían ir a su encuentro, encontrando en esta hazaña la muerte. Otros quedaron locos de la impresión y los menos, no volvieron a intentar esta aventura y preferían quedarse encerrados en sus casas.

“La llorona era una mujer que flotaba en el aire, con un vestido blanco y cubría su rostro con un velo espeso, que no permitía verle la cara. Cruzaba toda la ciudad con mucha lentitud; dicen los que la vieron que alzaba los brazos y emitía aquel quejido angustioso que asustaba a todos los que la escuchaban: ¡Ay, ay de mis hijos, donde están mis hijos! Luego se desvanecía en el aire”.
Esto pasaba todas las noches y tenía inquietos a los habitantes de la ciudad, pues nadie podía explicarse quien era esa mujer y cuál era la razón de sus lamentos.

Muchas eran las versiones que se daban en torno al suceso.
Unos decían que esta mujer había fallecido lejos de su esposo a quien amaba profundamente y que venía de ultratumba a verle y a llorarle, pues no podía estar con él, pues se decía que dicho caballero había vuelto a contraer nupcias con una bella dama y que ya la había olvidado completamente. Otras lenguas afirmaban que la mujer nunca pudo desposarse con el caballero, pues la sorprendió la muerte antes de que le diera su mano y la razón por la cual venía del más allá, era para volverle a ver, pues resultaba que el tal caballero se encontraba perdido en vicios que
Al decir de otras gentes, se creía que la mujer era viuda y que se lamentaba de esta forma, porque sus hijos huérfanos estaban sumidos en la más honda desgracia, sin que ningún corazón se moviese por ayudarlos. También se corría la versión de que la mujer era una pobre madre a quien le asesinaron a todos sus hijos y que su salir de la tumba era para llorarles.

Otros afirmaban que había sido una esposa infiel y que como no hallaba paz en la otra vida, venía del mundo de los muertos, con el fin de alcanzar el perdón por sus faltas cometidas en vida. Algunos decían que la mujer había sido asesinada por un marido celoso; se comentaba también que la famosa llorona era la romana, quien hacía poco había perdido a su esposo y se decía que era una mujer a la que ningún hombre podía satisfacer.

Esta historia que ahora muy pocos conocen, según mi abuela, quien fue la que me la contó, esta historia realmente sucedió, aún me pregunto quién podría ser esta mujer, de donde venia y a donde se fue. Misteriosamente desapareció para siempre y ya no se volvió a escuchar su quejido angustioso por las noches y por fin pudieron dormir tranquilos los habitantes de Huaral.


miércoles, 16 de diciembre de 2009


Profanan tumba de famoso brujo y se llevan su cabeza


Hace poco la tumba de un reconocido brujo fue profanada y se llevaron su cabeza. Según la creencia, “quien la posea tendrá más poder”.
Es por eso que espiritistas, clarividentes y curanderos llegaron al norteño pueblo, donde está la tumba, y las sospechas sobre la profanación recaen en brujos de otra localidad.

Según el hijo mayor, Los profanadores "son dos brujos que no viven en la zona y que contaron con el apoyo de algunos pobladores". El poder del brujo cuando muere se concentra en su cabeza, "se la llevaron pero se encontrarán con el carácter y el espíritu rebelde de mi padre, no lo van a dominar".

"Le doy tres o cuatro meses y van a tener que regresar la cabeza de mi padre, eso lo hemos detectado en la mesadas" dijo. Mesadas es la reunión del curandero con los pacientes así como con otros brujos para contactarse con los espíritus. En esas reuniones se busca conocer lo que está en otro lado de la vida.
Este reconocido brujo murió a los 60 años. A los ocho años aprendió de su abuelo los primeros secretos del curanderismo. Al morir el abuelo, le dejó sus poderes y el bastón de madera que había extraído de una de las pirámides de Túcume (norte chico). En ese lugar se encuentran las famosas pirámides de adobe y es considerada como tierra mágica por la enorme energía cósmica que se concentra en ese valle.
Según la leyenda, con ese bastón enfrentó a otros brujos que buscaban su fama. La lucha nunca fue física, sino de poder mental, de brujo a brujo y de espíritu a espíritu. "Siempre venció", dijo su hijo lleno de orgullo y asegura que ahora conserva el bastón y el poder.

A sus reuniones llegaban extranjeros a sanar sus males, descubrir enemigos o solucionar problemas de empresa, o de sus familiares. Para su labor de curandero utilizaba el Sampedro, un cactus alucinógeno que crece en la zona andina del Perú y “trabajaba” solo los martes y los viernes.

"Los martes por la buena posición del planeta Marte y los viernes por Venus que es el planeta que tiene que ver con la fuerza y la energía. Nunca los lunes porque es el día de las ánimas y miércoles es de ceniza de los difuntos".

Esas reuniones congregan entre 10 y 15 pacientes y una vez limpiado el cuerpo con hierbas y oraciones, cada uno bebe el Sampedro. Lo mismo hace el brujo y a través de movimientos recibe los espíritus y comienza a decir los males de cada uno de los asistentes. Luego les receta hierbas, pero también le dice de su pasado, presente y futuro, todo lo que quiere saber.

El brujo era un experto en curaciones de susto, enfermedades mentales, detectar maldades, pero su especialidad era los "amarres", es decir la tarea de unir parejas cuando se encuentran a punto de separarse.

El Niño de Barro

De nacimiento fui un niño distinto, no fui tan listo como los demás, todos me tenían lastima y me dejaban solo y abandonado. Las probabilidades eran según parecía que mi vida no iba a ser tan larga. En cuanto a mis padres; se separaron al poco tiempo de nacer. El primer recuerdo que tengo de mi mismo, es encontrarme tirado en un rincón de un cuarto. Mi abuela que era la única que me quería, se quedo a mi lado casi toda la noche. Y tal vez porque vio en mis ojos la muerte, me contó esta historia:
“Este era un hombre sabio y justo; y entregado al estudio de las sagradas escrituras. Después de tanto meditar, logró descifrar la palabra, que utilizó Dios para dar el don de la vida a Adán. Fabricó entonces un hombrecillo de arcilla e introdujo en su boca un papel con la palabra escrita. El muñeco de arcilla creció hasta convertirse en un hombre fuerte y de gran tamaño. Como el rabino no era Dios, no pudo dotar a este hombre de un alma. Era una marioneta animada sin voluntad propia y obedecía en todo a su creador. Pero había una prueba que le puso dios, antes de caer la noche el rabino debía retirar el papel o el hombre sin conciencia escaparía a su control.
Un sábado olvidó retirar el papel y la criatura se transformó en una fuerza destructora y destrozó el pueblo por completo. Cuando los hombres del pueblo lograron retirar el papel de su boca, el hombre sin alma se convirtió en barro. Desde entonces la ubicación del papel con la palabra mágica fue un secreto”.
Cuando la historia llego a su fin… mi abuelita suavemente y en silencio se acerco a mí; me cogió las manos y detenidamente observo la palma de mi mano izquierda, luego me dio un beso en la frente, abrió mi boca e introdujo un pedacito de papel y abandonó el cuarto. Al poco rato se aparecieron, los duendes, hadas, y brujas; los mismos que me atormentaban cada día. Y no eran cojudeces mías como decía el abuelo. Allí estaban todos juntos, velándome y dándome sus bendiciones y no les tuve miedo. Después de aquella noche, fueron disminuyendo poco a poco mis hemorragias nasales y mi memoria lentamente empezó a desarrollarse. Y como ninguno de mis padres llegó a recogerme, me quede a vivir en casa de los abuelos.

miércoles, 6 de enero de 2010


La Mariposa Blanca (André Colán Velásquez)


El otro día, que estaba jugando en el jardín, se apareció una mariposa blanca. Cuando entre a mi casa vi que me seguía, llamé a mi mamá y le pregunté qué significado tenía una mariposa blanca, me dijo que era buena suerte y que todo me iría bien…
Desde ese día todo me va bien y en el colegio obtuve el tercer puesto…
Gracias mariposita blanca, de la buena suerte…


El Sueño de una Loca Linda

En la época del virreinato, el vecino pueblo de Chancay, tenía el nombre de "Villa de Arnedo”nombre que le puso el virrey Diego López de Zúñiga y Velasco (Conde de Nieva), porque le recordaba una villa que tenía en España. Esta hermosa Villa, estaba ubicada entre el mar y una campiña grande de tierra labrantía; y desembocaba en una amplia bahía, que servía de resguardo o abrigo a las embarcaciones. Estas condiciones hicieron que la nobleza española, la utilizara como residencia de verano. Uno de los últimos ocupantes fue el virrey Amat y Junyet.
Muchos años después… el destino quiso que una de las descendientes de este virrey, llegase a vivir a la villa, ahora convertida en ciudad.
Consuelo llegó en compañía de su esposo y formaron una familia; pero la felicidad fue fugaz para esta joven mujer, porque un accidente automovilístico acabó con la vida de su querido Rómulo, dejándola con 6 hijos y en el más completo desamparo. El dolor que le causó la pronta partida del ser amado, sumió a la viuda en una profunda tristeza, dedicándose todo el tiempo a escribir poemas de amor, hasta que las necesidades económicas por las que atravesaba la familia la hicieron volver a la realidad.
Con el poco dinero que aún le quedaba, doña Consuelo compra un terreno lejos de la ciudad y cerca al mar; allí construye un pequeño hotel, al cual llamó: “Villa Madre Perla”. A unos pasos de dicho hotel se encontraba un acantilado y sobre él, edifica una pequeña “Casita Mirador”, para que sus huéspedes, con más comodidad vean el mar y de paso puedan ubicar el lugar donde fue hundido el buque chileno “La Covadonga”.
Al poco tiempo... el duro trabajo dio sus frutos y con las ganancias que producía el negocio del hotel, decide construir un castillo al estilo medieval al borde del acantilado, junto a la casita mirador. Después de cada día de arduo trabajo, -al caer el sol- sobre la mesita de noche, diseña los planos del castillo que había visto en sus sueños. Es así como a los pocos días empieza la construcción de su anhelado castillo y personalmente se pone a dirigir la obra.
La "loca linda” como fue bautizada doña Consuelo -por los chancayanos- hizo realidad su sueño, despues de 10 años de arduo sacrificio.
En noches de luna llena, los pescadores de mar adentro, creen ver las siluetas de una pareja de enamorados, que cogidos de la mano caminan por la orilla del mar en dirección al castillo, suben luego por las escaleras a la torre más alta, donde muy juntos contemplan el horizonte marino. La tradición cuenta que la bella Consuelo construyó el castillo con la intención de perennizar en el tiempo todo el amor que le tuvo y/o le tiene a su querido Rómulo.




domingo, 3 de enero de 2010


La Boca del Diablo

Hace mucho tiempo el pueblo de Huaral se hallaba rodeado de haciendas y había rumores que muchos de los hacendados tenían vínculos con el demonio.
La Hacienda Palpa, atravesaba por una grave crisis económica, los sombríos de caña de azúcar, algodón y maíz no producían lo suficiente, el ferrocarril que se había construido especialmente, para que la locomotora a vapor pueda trasladar los productos al vecino Puerto de Chancay, paralizaría su labor, pues trabajaba a pérdida.


En los dominios de la hacienda, bajo las faldas del cerro Puma-Huaca, había un vasto terreno eriazo, don Ceferino propietario de la hacienda, pensó en convertir el arenal en terreno fértil, y para lograrlo tenía que encontrar la forma, de pasar el agua que se hallaba del otro lado del cerro, de esta manera, con nuevos sembríos aumentaría la producción.



Sentado en su vieja silla de roble, con la mirada perdida en el horizonte meditaba en silencio, después de permanecer así por varias horas, llegó a la conclusión que por el bienestar de la familia tendría que hacer un sacrificio.
Ese mismo día tomó una decisión…

Reunió a la servidumbre y les ordenó arreglar La Casa Hacienda, y a los peones les mando despejar los caminos, pues a media noche tendría un invitado nocturno, aquel… que nos da lo que pidamos, a cambio de entregarle lo más preciado que tenemos... nuestra alma.

Llegada la noche, los curiosos trabajadores se apostaran por varios rincones de la casa con la intención de conocer la apariencia del visitante pues intuían de quien se trataba -se lo imaginaban, llegando montado en un brioso corcel negro- pero fue una noche de espera en vano, porque el misterioso personaje nunca se apareció.

Al día siguiente, don Ceferino se levantó con los cantos de los gallos, llamó a su hombre de confianza, el capataz y fiel "Facundo" y en la intimidad de su alcoba le confeso qué en la noche anterior sostuvo una conversación con el demonio, donde realizaron un pacto.

-El capataz, que no podía creer lo que escuchaba, asombrado preguntó:
¿Cómo pudo suceder mi señor si toda la noche, los peones y yo, le hemos vigilado, por si algo malo le ocurría y solo lo hemos visto parado debajo del árbol de higo?
-El lo sabía, por eso fue más astuto que ustedes y llegó a mí tomando la apariencia de un ave nocturna, se presento como un Búho, y me dijo:

“Antes de las 12 de la noche de hoy, sembraré la parte baja del cerro Puma-Huaca, luego partiré el cerro en dos y desviare parte del agua del río que cruzara y regara las tierras, con la condición que me entregues a la más hermosa de tus hijas”
Esa misma tarde, el capataz cruzando montes y quebradas, se dirigió al vecino pueblo de aucallama en busca del brujo Yancunta. Le contó que el patrón había hecho un pacto con el diablo y le pidió concejo para deshacer el trato, pues él vivía enamorado de la bella Lucia.

El gran Yancunta después de hacerle prometer que jamas divulgaría el secreto, le dijo:
“la única manera de vencer al maléfico es causándole un gran susto”

Por la noche, el patrón llevaba a la bella Lucia al encuentro con su destino.
Cogida de la mano de su padre y verdugo, a duras penas subía el empinado cerro y conforme lo hacía, veía hacia abajo- eran cientos de hombres y mujeres, atados a gruesas cadenas unos a otros, que eran azotados constantemente por un ser, que látigo en mano les obligaba a sembrar la parte del arenal-
(Eran almas pecadoras que el diablo tenía como esclavos)

Antes que dieran las doce de la noche, la obra ya estaba por terminarse. El demonio impaciente, se encargaba personalmente de cortar el cerro, la hora indicada se acercaba, el pacto tenía que cumplirse y al final obtendría su recompensa.

El capataz que sabia el desenlace final, había subido al cerro a escondidas y esperó a que el diablo se encontrara distraído y en el momento preciso desde lo alto arrojó un gallo, el pobre animalito viéndose en peligro puso el grito en el cielo, el demonio, horrorizado de estos chirridos tan espantosos, busco donde refugiarse y se metió por debajo del cerro y mientras lo hacía gritaba y maldecía por haber sido vilmente engañado.
Como toda creación lleva la huella de su mentor, la parte del canal por donde desapareció el diablo, asemeja una boca abierta con la lengua afuera.

Hoy en día, el arenal convertido en campo de cultivo, lleva el nombre de Pampa Hermosa y la parte del cerro partido por donde corre un riachuelo es conocido como“LA BOCA DEL DIABLO”.

El Guapo del Barrio

Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar… Con el tumba´o que tienen los guapos al caminar… Así empieza la letra de una canción muy conocida, todo barrio tiene su guapo y mi barrio no es la excepción.
*he aquí la historia del guapo de mi barrio…
“mi ama Dora dice que el día que nací, el doctor me dio unas palmaditas en la nalgas y no lloré porque era bien machito; no como me vecinito Zenón que de chico era bien llorón y ahora de grande es un mariposón”.
“en el colegio fui el terror de los profesores y tuve que dejar los estudios, -no por falta de interés, no que va- , si no, porque no me tenían paciencia”.
“Después de no concluir mi primaria – en ese entonces tenía 15 primaverales años- mi mamita Sabina me consiguió un auto para que trabaje como taxista. El paradero inicial era en la plaza de Armas, y mi trabajo consistía en llevar a los “parroquianos” a la casa mala en busca de las chicas buenas”.
“con el paso del tiempo adquirí mucha experiencia y como era joven y bonito –aunque algunos envidiosos me decían care´chancho, tomé bajo mi protección a varias chicas buenas; me convertí en el cafetal ósea en el papi rico de la casa mala y sentí por primera vez que el mundo era mío”
“era la época dorada, el dinero me venía fácil y lo gastaba a manos llenas, me vestía con ternos multicolores y calzaba zapaticos blancos”.
“pero como decía mi tío “machete”, todo tiene su final y nada dura para siempre…
“Después que cerraron la casa mala, volví a mi realidad…las chicas buenas se volvieron malas; una a una fueron volando y junto a ellas se fueron mis sueños y mi juventud. Para seguir viviendo tuve que vender mis preciados ternos a los que tanto quería y por ultimo; me refugie en el alcohol”.
“esta etapa cruel de mi existencia, cuando pensé que de soledad y cirrosis moriría; apareció nuevamente aquella mujer que un día me amo y que abandoné por un poco de vanidad…”
“los chismosos del barrio dicen que no trabajo, que mi mamacita Charo (así le digo de cariño) me mantiene… esa es una vil calumnia, una infamia, yo si trabajo… la cosa es que cuando lo hago nadie me ve… sapasos


El callejón de las ánimas


Hace mucho, mucho tiempo… en la parte posterior de la iglesia había un cementerio, para evitar los entierros clandestinos el cura lo cercó; tras del murallón quedo un callejón o pasadizo.

En este pasadizo de casuchas humildes, vivía una vieja, mezcla de bruja y arpía, a quien le gustaba espiar desde su ventana la vida y milagros de los moradores del pueblo.

Una noche, cuando atisbaba desde su puesto, escucho canticos religiosos a lo lejos, al girar la mirada vio con sorpresa que del fondo del callejón se acercaba una procesión. Creyendo que era una procesión común, se puso de rodillas y en voz baja empezó a rezar mientras recordaba de qué fiesta se trataba.

Cuando el cortejo pasó por su ventana un acompañante se le acerco y le entregó una vela y con voz cavernosa le dijo:
“mañana a esta misma hora me la entregas”
Recibió el encargo y lo guardo en un baúl. Después de meditar por algunos minutos llegó a la conclusión de que no había fiesta alguna ese día… en esos momentos escuchó golpecitos que venían de baúl, abrió la tapa y vio con horror que lo que había recibido era una canilla humana.
Loca de miedo, busco desesperada al cura del pueblo, a cuyos pies cayó de rodillas, suplícole le oyese en confesión, le conto todos los pecados que había cometido, sin ocultar las honras que había destrozado y el daño que su lengua viperina había causado y por ultimo le dijo lo de la procesión. El padrecito al oír tan terrible confesión y después de increparle severamente le dio el remedio para salvar su alma del infierno.
La arrepentida mujer siguió el concejo al pie de la letra, porque sabía que de no hacerlo sería el fin de su vida y su condenación eterna.Temblando de miedo y a la hora convenida, espero el paso de la procesión que lentamente se acercaba. Al pasar por su ventana la misma voz de la noche anterior le dijo:
“Hermanita, entrégame la velita que te dejé anoche”
En ese instante la vieja pellizco al niño que llevaba en brazos, el cual lloro con tanta desesperación que el ánima con voz salida de ultratumba le gritaba:
“por esta criatura te has salvado”
Bruscamente se apagaron los cirios, la procesión desapareció y reino un silencio sepulcral.la vieja más muerta que viva se arrastro hasta su aposento donde amaneció de rodillas implorando al redentor…
Desde ese día la viejita dejo la fea costumbre de enterarse de la vida ajena y cuando murió los vecinos dijeron que había vivido como una santa-Al poco tiempo la noticia se divulgo por todo el pueblo y el lugar fue bautizado como “el callejón de las ánimas”.



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